27 diciembre 2017

MUJERES QUE HACEN LA HISTORIA - ANA ORANTES

Se cumplen veinte años sin Ana Orantes, una mujer valiente que cambió el futuro para otras mujeres maltratadas.  En el aniversario de su cruel asesinato queremos rendirla este homenaje.



Ana Orantes, fue la primera mujer español víctima de violencia de género, que expuso en una entrevista televisiva,  la violencia a la que había sido sometida por parte de su exmarido. Pocos días después del testimonio en televisión fue asesinada por su expareja, lo que generó dentro de la sociedad española gran repercusión y visibilización de la violencia machista, y como consecuencia, la remodelación del  Código Penal.  Ana fue la víctima de violencia de género número 59 de 1997. Su testimonio, su valentía, su forma de denunciar algo que hasta ese momento ninguna mujer se había atrevido a denunciar, es un ejemplo,  para todas las mujeres que sufren o han sufrido violencia de género y puso la primera piedra sobre la que combatir esta lacra social.
Ana Orantes Ruiz nació en Granada en 1937. Tenía 19 años cuando conoció a José Parejo Avivar en una celebración. José era un hombre muy celoso pero debido al romance este aspecto quedó en segundo lugar para Ana. Se casaron tres meses después de conocerse y se mudaron a la casa de los padres de él.
Tres meses después de casarse se produjo el primer ataque de muchos que sufrió. Ana durante los 40 años de matrimonio, tuvo ocho hijos con su maltratador.
Ana vivió cuatro décadas sometida a un marido que nunca la había querido y para el que no era más que una pertenencia, un objeto a su servicio. Éste le propinaba palizas siendo cualquier motivo "razón suficiente " para ello.
No sólo ella vivió esa suerte. Sus hijos habían crecido entre maltratos y abusos, además de ser testigos directos de las crueldades de su padre.
Tras denunciar la situación en reiteradas ocasiones, la mujer consiguió que una sentencia judicial la separara de su marido en 1995, aunque el fallo la obligó a seguir conviviendo con el hombre: ella vivía en el piso de arriba del chalé con sus dos hijos no emancipados, y su ex marido en el de abajo.
Así pasaron dos años en los que, según manifestaron posteriormente los vecinos, las agresiones, peleas y discusiones entre ellos habían sido frecuentes a pesar de las denuncias que la mujer interponía contra su exmarido.
Tras divorciarse de su marido, Ana acudió valientemente el día 4 de diciembre de 1997 al programa televisivo de Canal Sur, De tarde En Tarde, para dar testimonio de su situación. Allí, relató con una firme entereza, a la vez que de manera sobrecogedora, como habían sido sus cuarenta años en un matrimonio plagado de humillaciones, calvario y maltratos.


Afirmó que la agredía con continuas palizas, la forzaba "borracho" a mantener relaciones sexuales, la insultaba constantemente y que con el paso de los años le prohibió visitar a su familia. Además de, entre otros perturbadores recuerdos, alegó la ya comentada violencia que su ex-marido ejercía contra sus propios hijos. Fechorías que las ejemplarizó, aparte de violentarlos corporalmente con intentos de abuso sexual hacia algunas de sus hijas, a base de tocamientos en las piernas.
Presentó ante todo el país una realidad que muchas otras mujeres sufrían pero que no se atrevían a mencionar. La entrevista fue muy comentada por los vecinos y provocó las iras de su ex marido. Según varios testigos que declararon ante la Guardia Civil, él prometió vengarse.
El miércoles 17 de diciembre de 1997 hacia las 14:00h, catorce días después de la emisión de esa entrevista televisiva, José Parejo llevó a cabo su venganza. Después de darle tal paliza a Ana que la dejó inconsciente, la ató a una silla en el patio del domicilio familiar, la roció de gasolina y la quemó viva delante de uno de sus hijos menores, de 14 años que volvía del colegio en ese momento y que fue quien alertó a los vecinos y estos llamaron a la policía. Cuando la Guardia civil llegó y apagó el fuego sobre Ana, ya no pudo hacer nada por ella. Ana tenía 60 años.
El asesino, fue sentenciado a 17 años de cárcel.
El asesinato de Ana Orantes cambió la percepción de la sociedad sobre la violencia contra la mujer. Obligó a los medios a reflexionar sobre el tema: la cruel realidad de la violencia machista había entrado en directo en todas las casas de España. Los medios hablaban de ello sin cesar, las tertulias y los informativos no podían darle la espalda a lo que ahora se sabía que era un problema real. El asesinato de Ana Orantes provocó manifestaciones de repulsa y movilizaciones, en las que durante años se pudo oír el grito de "Ana somos todas". Se sucedieron los homenajes y las muestras de condolencia. Un problema real y conocido copaba las portadas y abría informativos.

Fruto de la sacudida, la legislación española evolucionó para intentar poner fin a la lacra. El primer paso se dio en 1999, eliminándose la denuncia previa por parte de la persona que sufre los maltratos como requisito indispensable para perseguir la violencia doméstica. Pero no era una solución definitiva: el problema era estructural.
Tras un largo proceso de diagnóstico de las causas de esta violencia, el Parlamento español aprobó por unanimidad la Ley Integral 1/2004. La nueva legislación no sólo se centraba en medidas judiciales dedicadas a actuar contra el maltrato, buscaba la prevención. Para ello se modificaron aspectos de la ley educativa y en las referentes a la publicidad, en pos de construir una estructura social basada en la igualdad y no en la violencia.
Los ayuntamientos de Cúllar Vega y La Zubia (ambos en el área metropolitana de Granada) han puesto el nombre de Ana Orantes a una de sus calles



En el municipio de Cúllar Vega, además,  se erigió un monumento en forma de monolito en recuerdo de Ana Orantes y Encarnación Rubio, ambas víctimas mortales de la violencia machista. Cada año, el 25 de noviembre, se celebra junto a este monolito el acto institucional municipal del Día Internacional Contra la Violencia hacia las mujeres.

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