27 marzo 2018

MUJERES QUE HACEN LA HISTORIA: ELISABETH EIDENBENZ


En este mes de marzo queremos dar a conocer la labor tan importante que hizo Elisabeth Eidenbenz en la maternidad de Elna. Para ello, el  pasado 21 de marzo proyectamos la película "La luz de Elna" de Silvia Quer, que junto con esta biografía hace que rindamos un pequeño homenaje a esta Gran Mujer suiza que puso en peligro su vida para socorrer a los más débiles.


Elisabeth Eidenbenz nació el 12 de junio de 1913 en la ciudad suiza de Wila. Estudió magisterio y ejerció su profesión como maestra primero en Suiza y más tarde en Dinamarca. Mujer de profundos ideales sociales y pacifistas seguía atentamente los terribles acontecimientos que asolaron Europa en aquellos años.

Elisabeth era una joven maestra de poco más de veinte años cuando en España se vivía una terrible guerra civil. Fue en ese conflicto donde decidió dar rienda suelta a sus sentimientos solidarios y ayudar a los más desfavorecidos.
Así después de recibir una básica formación sobre primeros auxilios Elisabeth se unió al voluntariado de la Asociación de Ayuda a los niños y niñas de la Guerra que tenía como misión actuar en ayuda de la población civil en la zona republicana.

El 24 de abril de 1937 la maestra convertida en enfermera llegaba a Madrid con el resto de voluntarios/as dispuesta a ayudar sobre todo a las madres y a la población infantil que se encontraba en peligro de malnutrición y se veían abocados a una muerte segura.


Finalizada la Guerra Civil Española, fueron muchos los exiliados fieles a la república que huyeron más allá de los Pirineos. Los miles de personas que se instalaron en los campos de refugiados del sur de Francia colapsaron a las autoridades francesas. Las mujeres embarazadas debían parir en establos, en un espacio carente de cualquier garantía sanitaria. Después de dar a luz, y sin esperar en ningún momento a la recuperación de la madre y el recién nacido, eran devueltos a los barracones de los campos de refugiados.
En aquellas condiciones infrahumanas no es extraño que la práctica totalidad de bebés y muchas de sus madres no sobrevivieran. Elisabeth no se resignó a ver cómo cientos de mujeres y bebés sucumbían al hambre y al frío delante suyo. 

En su búsqueda desesperada por encontrar una situación a aquel drama humano, Elisabeth encontró un palacete abandonado junto al campo de Argelès-sur-Mer, en una localidad llamada Elna. A pesar de estar en ruinas, para ella fue la solución.
Con la ayuda de hombres voluntarios que reformaron como pudieron aquel casón viejo y medio derruido, Elisabeth consiguió organizar una maternidad que estaría en activo desde 1939 hasta 1944 y que llegaría a salvar la vida de unos 600 niños entre los nacidos de exiliadas españolas y refugiadas judías que huían de la persecución nazi. Solo Hitler pudo frenar la fuerza de Elisabeth Eidenbenz. En abril de 1944, la Gestapo cierra la maternidad de Elna. Pero el trabajo ya estaba hecho.
Elisabeth no era matrona ni enfermera de profesión pero con su voluntad y decisión ayudó a que las mujeres embarazadas que llegaban a los campos de refugiados pudieran parir con cierta dignidad y, sobre todo, con unas mínimas garantías de supervivencia. 


La maternidad de Elna se mantuvo primero gracias a las donaciones que llegaban de toda Europa y más adelante por su filiación a la Cruz Roja. Este hecho ayudó en el aspecto económico pero no en el humano. 
Su labor, viva entre tantos republicanos e hijos e hija de republicanos a los que libró de una muerte casi cierta, quedó en relativa oscuridad durante muchos años. Sólo recientemente ha obtenido el debido reconocimiento público: en 2002, Israel la incluyó en los Justos entre las Naciones, distinción que honra a personas no judías que ayudaron al pueblo hebreo durante la persecución nazi; en 2006, el Gobierno español y la Generalitat de Cataluña le entregaron, respectivamente, la Cruz de Oro de la Orden Civil de la Solidaridad Social y la Cruz de San Jordi, y en 2007 el Estado francés le otorgó su máxima distinción, la Legión de Honor.
El 23 de mayo, tras una vida dedicada a la solidaridad, Elisabeth Eidenbenz moría en Zúrich a los 97 años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario